Área IV
{1982} - Para el tercer grado de preparatoria (llamado a veces sexto) incorporada a la UNAM, se escogían una serie de especializaciones temáticas que ayudaban al bachiller a ir definiendo su preferencia profesional. Había areas de Físico Matemáticas (I), Químico Biológicas (II), Económico Administrativas (III) y Humanidades Clásicas (IV). A los 16, 17 años, escoger área era una decisión importante, especialmente dentro de algunas familias por que ya se vislumbraría si el júnior sería doctor como toda su dinastía, o estudiaría "administración de herencias". Los había también científicos puros, cómodos con la físiica y las matemáticas. A mi las matemáticas me incomodaban horriblemente (Me fui a algún examen extraordinario) por lo que mi decisión fue expedita: la única área que no llevaba ningún tipo de matemáticas era la IV:Humanidades Clásicas.
No me arrepentí. De entrada el grupo era el más pequeño de los cuatro; poco más de 15 compañeros. Nos llevábamos tan bien, que de una forma increíble desaparecieron aquellas actitudes tan típicas en el nivel medio: No existía el acoso o bulying, (Yo había sido "puerquito" oficial de varios grupos) no había "grupitos" impenetrables; y lo que es más increíble, prácticamente todos los alumnos estabamos -créanlo o no- interesados en aprender.
Desde los primeros días se nos ocurrió poner los mesabancos en círculo (éramos tan pocos) con el maestro sentado como uno más. Todos nos mirábamos, todos participábamos. Ciertamente hicimos dos o tres grupos de interes al interior del salón, pero había excelentes relaciones diplomáticas entre tales.
Creanlo o no, disfrutábamos a los maestros, y ellos nos disfrutaban a nosotros. El profesor Canseco era una eminencia en historia universal y aunque su voz afeminada era la burla de toda la escuela, nosotros los respetábamos y admirábamos; Gabriel era un psicologo humanista que varias veces nos hizo llorar en clase. Nos gustaba la ética, historia de la filosofía, la historia de México, la literatura. Fueron muy pocas las materias que no nos gustaban, y si eso fue así sería por que los profesores no daban el ancho ante nuestro interés.
A la menor provocación ya estabamos preparando presentaciones teatrales para desarrollar temas de historia, literatura. Alguna vez me tocó hacerla de papá de Carlos Marx; otro amigo se echó completita la apología de Sócrates, uno más nos conmovió con aquel monólogo "La vida es sueño" de Calderón de la Barca, y yo pude entusiasmar a mis amigos para montar algunos textos de Leon Felipe en "teatro en atril".
Mientras los compañeros de otras áreas eran los científicos, químicos o administradores, nosotros eramos los bohemios. No creo que necesariamente nos hayan tocado materias menos difíciles... éra solo que nos gustaban más. A modo de ejemplo puedo confesarles aquí y ahora, que precisamente en ese papel -el de bohemios- irrumpimos en el laboratorio de los del área II (químico biológicas) para catar los diferentes fermentos y destilados que eran parte de sus prácticas del curso. Probamos vinos de uva (muy inmaduros) y dos o tres buenos destilados de naranja (Grand Marnier) y otras frutas. Se puso buena la fiesta. Brindábamos con tubos de ensayo, me acuerdo muy bien. Desafortunadamente no sabíamos que tales líquidos debían mantenerse en un ambiente esterilizado y que nuestra práctica de "cata" terminó por contaminarlos; por lo que a la hora de la evaluación final todas las bebidas resultaron en diferentes tipos de vinagre. Total, ni que hubieran sido tan finas.
Nos llevábamos tan bien. Ahi estaba Guillermo, mi amigo inseparable desde hacía varios años. Carlos y Alejandro (otros amigos de años) escogieron otras áreas, y los extrañé mucho; pero pronto amigas como Silvia, Gaby Chiquita, y la otra Gaby completaron la palomilla.
Ha sido precisamente Silvia quien me ha hecho recordar todas estas cosas. Gracias a la magia del "féisbuc" nos estamos reencontrando y tal vez pueda recordar muchas cosas más. El ultimo año de prepa en el "Área IV" fue para mi, sin lugar a dudas, el mejor año de todos los 16 que estudié, sin contar el kínder. Ese año fue decisivo para definir muchos de los aspectos de la persona que hoy soy; para bien, y para mal.
No me arrepentí. De entrada el grupo era el más pequeño de los cuatro; poco más de 15 compañeros. Nos llevábamos tan bien, que de una forma increíble desaparecieron aquellas actitudes tan típicas en el nivel medio: No existía el acoso o bulying, (Yo había sido "puerquito" oficial de varios grupos) no había "grupitos" impenetrables; y lo que es más increíble, prácticamente todos los alumnos estabamos -créanlo o no- interesados en aprender.
Desde los primeros días se nos ocurrió poner los mesabancos en círculo (éramos tan pocos) con el maestro sentado como uno más. Todos nos mirábamos, todos participábamos. Ciertamente hicimos dos o tres grupos de interes al interior del salón, pero había excelentes relaciones diplomáticas entre tales.
Creanlo o no, disfrutábamos a los maestros, y ellos nos disfrutaban a nosotros. El profesor Canseco era una eminencia en historia universal y aunque su voz afeminada era la burla de toda la escuela, nosotros los respetábamos y admirábamos; Gabriel era un psicologo humanista que varias veces nos hizo llorar en clase. Nos gustaba la ética, historia de la filosofía, la historia de México, la literatura. Fueron muy pocas las materias que no nos gustaban, y si eso fue así sería por que los profesores no daban el ancho ante nuestro interés.
A la menor provocación ya estabamos preparando presentaciones teatrales para desarrollar temas de historia, literatura. Alguna vez me tocó hacerla de papá de Carlos Marx; otro amigo se echó completita la apología de Sócrates, uno más nos conmovió con aquel monólogo "La vida es sueño" de Calderón de la Barca, y yo pude entusiasmar a mis amigos para montar algunos textos de Leon Felipe en "teatro en atril".
Mientras los compañeros de otras áreas eran los científicos, químicos o administradores, nosotros eramos los bohemios. No creo que necesariamente nos hayan tocado materias menos difíciles... éra solo que nos gustaban más. A modo de ejemplo puedo confesarles aquí y ahora, que precisamente en ese papel -el de bohemios- irrumpimos en el laboratorio de los del área II (químico biológicas) para catar los diferentes fermentos y destilados que eran parte de sus prácticas del curso. Probamos vinos de uva (muy inmaduros) y dos o tres buenos destilados de naranja (Grand Marnier) y otras frutas. Se puso buena la fiesta. Brindábamos con tubos de ensayo, me acuerdo muy bien. Desafortunadamente no sabíamos que tales líquidos debían mantenerse en un ambiente esterilizado y que nuestra práctica de "cata" terminó por contaminarlos; por lo que a la hora de la evaluación final todas las bebidas resultaron en diferentes tipos de vinagre. Total, ni que hubieran sido tan finas.
Nos llevábamos tan bien. Ahi estaba Guillermo, mi amigo inseparable desde hacía varios años. Carlos y Alejandro (otros amigos de años) escogieron otras áreas, y los extrañé mucho; pero pronto amigas como Silvia, Gaby Chiquita, y la otra Gaby completaron la palomilla.
Ha sido precisamente Silvia quien me ha hecho recordar todas estas cosas. Gracias a la magia del "féisbuc" nos estamos reencontrando y tal vez pueda recordar muchas cosas más. El ultimo año de prepa en el "Área IV" fue para mi, sin lugar a dudas, el mejor año de todos los 16 que estudié, sin contar el kínder. Ese año fue decisivo para definir muchos de los aspectos de la persona que hoy soy; para bien, y para mal.
Comentarios
Me fascinó el relato. En verdad que tienes mucha razón en las cosas que dices. También hay muchos recuerdos gratos y no solo momentos abruptos. Sabes, yo en veces tengo la tendencia a acordarme de aquellas cosas que no son agradables, como cuando con mucha inmadurez alegué con Profe. de Historia (que según recuerdo, o quizás imagino, era el director del museo de Antropología e Historia, o algo por el estilo). En fin, esa es una memoria “abrupta.” Tanto es así, que recuerdo haber regresado al año siguiente, muy apenado a pedirle disculpas por haberle causado tan tremendo disgusto.
La historia va algo así... No se si te acordarás que yo estaba muy “clavado” en la Biblia, pues comenzaba mi incursión por los terrenos de los Evangélicos y comenzaba a leer mucho la Biblia (esta es otra historia en la cual no ahondaré ahora http://www.alvear.us). Un día, cuando estudiábamos a los Egipcios y a los Israelitas con el profe Canseco, se le ocurrió decir al profe que los Israelitas no habían sido esclavos en Egipto (como narraba la Biblia), pues la evidencia arqueológica, según él, indicaba que usaban paja mezclada con barro. Ahora, no recuerdo por que razón el profe decía que esto era evidencia de que no eran esclavos, sino asalariados. En fin, que al profe no lo dejé ni terminar de hablar cuando le interrumpí diciendo: “Usted se equivoca, pues la Biblia dice en el Libro del Éxodo, que el Señor les sacó de la casa de esclavitud, y por tanto eran esclavos.” Recuerdo vivamente que el profe me dijo: “Alvear, lo que le sucede a usted, es que esta indigestado de Biblia.” Presuroso a contestar, le dije al profe.: “Y usted, no ha comido nada,” dándole a entender que era un inculto... (En fin, que eso me pasó por leer todas esas publicaciones anti-católicas de Chick.com). Que qué sucedió después, pues que el profe se puso de pié, cerro violentamente su libro, y se salió de la clase indignado. Después de eso, recuerdo estar sentado afuera, en el patio, y Laura (mi amor platónico) sentada a lado mio tratando de figurar que cosa me había ocurrido, pues el pronto que tuve, fue causa de consternación en toda la clase (con lo que me gustaba Laura, creo que hasta se me olvidó por completo el asunto y el disgusto, pues cuando ella se sentaba a lado mio, las mariposas comenzaban a volar por todas partes. Ella no creo que jamas se enteró que me traía volando bajo).
En fin, que al año de graduarme, muy arrepentido y avergonzado, fui a pedirle disculpas. Recuerdo que me hizo esperar por lo menos una hora afuera de la sala de juntas de los profesores. Finalmente salió y le pedí disculpas. En fin, que sentía que había sido muy impropio interrumpir su “cátedra” tan abrupta y arrogantemente.
En fin, esa es mi historia, o, una de las que recuerdo del Inhumyc. Por cierto, muchas gracias por compartir tu historia y recuerdos. Fue una lectura muy grata. Yo me la pasé muy bien también el en Inhumyc. Veo que tienes un blog. Yo también publico mis cosas, pues el escribir es una descarga impresionable. Estoy en http://eduardo.alvear.us/ En fin, que si no escribo, reviento. Acá entre nos, yo le llamo al escribir, las defecaciones del alma.
Juan Eduardo Alvear