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Mostrando entradas de febrero, 2010

Ciudad Juárez: Lloremos a nuestros chavitos.

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Una de las funciones más básicas del ser humano es la conservación de la vida. Es por ello que la muerte siempre representa un shock. A diferencia de lo que cacarean comentaristas y reporteros flojos, el mexicano sí le tiene miedo a la muerte; y le tiene un miedo cerval. Es por ello que ante cuaquier muerte, los mexicanos, en tanto que seres humanos vulnerables, buscamos justificar esa angustia que nos causa saber que ya no está el que antes estaba. "Se lo llevó Diosito"... "Ya había vivido todo lo que pudo vivir".. "Era un angelito demasiado bueno para este mundo..." Cuanto menos morible resulta el muerto, más angustia o disonancia cognoscitiva nos causa: nos abruma mucho más la muerte de un niño que la de un viejito; nos angustia más el deceso de un bibliotecario que el de un piloto de pruebas. Nos causa más incomodidad saber de la muerte de un joven testigo inocente, que la de un maduro criminal armado. La mejor forma de disipar esa angustia es sin