En tiempos en que no existía el término "políticamente incorrecto", los chistes sobre las desgracias propias y ajenas circulaban igual o mejor que actualmente lo hacen los memes. Eran toda una red social de dispersión tan rápida como twitter. Era increíble. En el terremoto de 1985 los primeros chistes del temblor los escuché esa misma tarde. Y de la tragedia de San Juanico en 1984 se contaban chistes a las pocas horas: ¿No saben por que a los niños de san Juanico no les van a celebrar la navidad? Eran chistes crueles. Así los llamábamos: " chistes crueles ". Algunos eran muy crueles, pero los contábamos de chavitos con la misma inocencia y gracia que algunas caricaturas de TV más recientes amputan y desuellan personajes vivos. Que yo recuerde nadie se escandalizaba cuando en nuestros chistes intervenían los niños de Biafra, o cuando nos referíamos cariñosamente a las personas Down como "mongolitos". Y ya mejor no sigo recordando, por que ha